Las grandes paradojas que superpueblan este mundo me devuelven igual que las olas del mar, a la orilla, a la tuya.
Las grandes canciones que ya nunca me permito escuchar retumban y atruenan en mi cabeza.
Mi autocontrol y autodisciplina se sienten amenazadas y empiezan a plantearse de nuevo la huelga, mientras mis manos ya se mueven instintivamente a por las tiritas y el alcohol de curar.
La debilidad es quizá el rasgo más característico de nuestra raza. O quizá sea nuestra capacidad de amar, sinceramente yo no concibo la una sin la otra. Y aunque día tras día me repito el mismo mantra, acabo siempre cediendo ante mis sentidos.
Así que y antes de que me arrepienta os doy mi regalo de cumpleaños:
Camina despacio y descalza,
jamás despertaría a las piedras,
el silencio la ahonda,
el destino la llama.
Su vida se ahoga,
él la reclama,
y la pequeña salvaje
acude a la llamada.
Si ella es una bestia,
él es su jaula,
y lo que ella siente,
es más que un deleite.
Dolorida y cansada,
en sollozos ahogados se arrulla,
intentando inutilmente acallar,
sus propias ansias.
Pues no habrá jamás
castigo y angustia igualable,
que adorar desesperadamente
a aquel que con saña te ama.
Disfrutadlo =)
Besitos que hacen ruidito al andar...
"Es muy bonito y que te ha gustado" ya te comenté en su día que me parecía un poema maravilloso que al principio me costo algo "pillar" ya sabes lo zote que soy^.^!
ResponderEliminarSiempre suele gustarme todo lo que escribes.
Un abrazo enorme!